miércoles, 18 de mayo de 2016

Steelheads del Santa Cruz, por Weekend


Te presentamos un breve adelanto de
una nota de Diego Flores, sobre la
Pesca de las enormes Arco Iris del
Río Santa Cruz, en Piedrabuena,
publicada en la edición mayo de Weekend


Un encuentro con las portentosas arco iris engordadas a krill que nos regala este río a la altura de Piedrabuena.

Los Hielos Continentales Patagónicos, ubicados en la frontera argentino-chilena, son los terceros más extensos del mundo tras la Antártida y Groenlandia. 

Y los mayores con acceso terrestre y carácter continental no polar. 

Una gigantesca masa de casi dos millones de hectáreas que en su derretimiento escurre hacia ambos océanos. 

Los derrames al Atlántico discurren exclusivamente a través del Santa Cruz, el más salvaje e impetuoso de los ríos australes del país.

Mientras el grueso de los cursos patagónicos poseen crecidas invernales y estiajes veraniegos, el Santa funciona en forma inversa. 

Su mayor caudal se da con la licuación veraniega de los glaciares, mientras en invierno –con el congelamiento de sus nacientes– se reduce a un cuarto de su volumen. 

Otra característica son sus aguas opalescentes, de una transparencia que rara vez supera los 50 cm. 

Poco antes de nuestra llegada rompió el glaciar Perito Moreno, dando lugar a una violenta crecida y arrastre de gran cantidad de sedimentos.

Nosotros hallamos un río muy alto pero bajando y con una visibilidad en alza. 

Pocas faenas resultan tan intimidantes como enfrentar esta gigantesca masa de agua con una caña de mosca.

Por consejo de nuestro guía Miguel Ángel Garrido, sincronizamos el arribo con las mareas de sicigia de abril. 

Ello sucede cuando el sol, la luna y la tierra alinean sus fuerzas gravitatorias, dando lugar a pleamares de hasta 12 metros; un poderoso incentivo para las corridas otoñales del Steelhead.

En cuanto a las Atlantic Steelheads, esas portentosas arco iris anádromas engordadas a krill, ¿qué más agregar sobre ellas?

La F-1 de las truchas, el pez de los mil tiros, la especie que demandará hasta la última gota de nuestro esfuerzo y capacidad técnica. 

Un salmónido y un río durísimos, donde en una jornada de 12 horas la nada siempre acecha, un pique es la norma, y su superación un extra maravilloso...

Lea la nota completa en la edición 524 de Weekend
mayo de 2016.


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