domingo, 29 de noviembre de 2015

Lugares: Viaje a Formosa para desterrar varios mitos


Aunque hace calor, y conviene evitar el verano,
hay mucho para conocer: además de la ciudad,
se destacan los parques nacionales y el bañado La Estrella


El folleto aclara Formosa quiere decir hermosa y presenta un mundo de agua, atardeceres rojizos y luces multicolores en la noche. 
¿Será así Formosa, una de las provincias menos visitadas por turistas? 
Las imágenes dan, a primera vista, un panorama muy distinto del habitual: el de una provincia demasiado lejana, demasiado calurosa y, además, impenetrable. 
Sin embargo, en pocos días estos prejuicios se derrumban frente a la realidad y se descubre un insospechado mundo de belleza.


¡Queda demasiado lejos!

No es el destino más cercano para quien parte desde Buenos Aires. Pero tampoco el más remoto. 

La autopista entre Buenos Aires, Rosario y Santa Fe acorta un poco la distancia y facilita el viaje, igual que lo hace la autovía entre Córdoba y el Litoral. 

Formosa capital está a unos 1100 kilómetros de Buenos Aires, más o menos la misma distancia que hay hasta el balneario de Las Grutas, en la dirección opuesta. 

Dos vuelos diarios la conectan con el Aeroparque porteño (uno, los fines de semana).

Una vez en zona, las visitas se organizan a través de dos rutas provinciales, una que la cruza de este a oeste por el centro y otra que bordea el río Paraguay entre Clorinda -donde está el puente para acceder a la capital paraguaya- y el sur, en dirección a Resistencia. 

Las dos están en muy buenas condiciones en la mayor parte del trazado.


¡Es demasiado calurosa!

No es un mero prejuicio, pero hay manera de sortearlo, siguiendo las recomendaciones de los mismos formoseños, acostumbrado al clima extremo. 

Por la mañana, en primavera, el termómetro suele superar los 25°C y al mediodía la jornada ya es muy calurosa.

Estela Saavedra, guía del Museo Histórico Regional Juan Pablo Duffard, en la capital, advierte: "Aquí nos organizamos para vivir con este clima cálido y húmedo porque estamos cerca del agua y hay muchas precipitaciones en el este de la provincia. El doble que en el oeste. 

De esta forma tenemos abundancia de agua y vegetación exuberante, mientras allá tienen un clima caluroso, también, pero muy seco y un paisaje que es parte del Impenetrable chaqueño. 

Aquí hacemos nuestras cosas temprano por la mañana o al final de la tarde, cuando baja el sol".

En verano las temperaturas sobrepasan los 40 grados. Así que es aconsejable viajar en primavera, cuando los lapachos salpican de colores las calles y forman manchas rosadas o amarillas en los bosques. 

Es también la mejor época para ver fauna, la mayor atracción formoseña. 

Y si la sensación térmica se pone pesada queda siempre la posibilidad de dar una vuelta en lancha al atardecer o de mañana sobre el delta del Paraguay, en Herradura, donde el agua refresca y corren siempre leves brisas.

El centro de la ciudad, de todos modos, se muestra bajo su mejor aspecto al caer la noche. 

Cuando sus plazas y el bulevar central 25 de Mayo, el paseo costanero y sus fuentes son realzados con juegos de luces multicolores. 

Los negocios abren hasta tarde, los bares y restaurantes pasan del letargo del día a una vibrante actividad, hay conjuntos de música que tocan en la esquina de la plaza central. 

Apenas se esconde el sol parece que otra ciudad brota de la tierra, llena de ruidos y movimiento.

El mejor lugar para ver esta transformación es un silo de granos en desuso reconvertido en plataforma de observación a orillas del río, frente a la famosa Vuelta Fermosa (una amplia curva fluvial que dio nombre a la provincia). 

Un rato antes del atardecer, la ciudad y su costanera empiezan a encenderse a lo largo de un gran codo del río. 

Paraguay se adivina en la orilla opuesta, donde hay un pueblito muy chiquito con sólo algunas luces.


¡No hay infraestructura!

Poco turismo no es siempre sinónimo de poca infraestructura. 

Freddie Iznardo fue uno de los pioneros del turismo aventura en la década del 90, cuando organizaba travesías en kayak para grupos de estudiantes. 

Planea volver a la actividad, que dejó hace varios años para trabajar en el Ministerio de Economía de la provincia, donde sigue en relación con el sector del turismo. 

"Tienen que conocer Herradura -insiste-. Es una villa turística muy popular, a unos 40 kilómetros de aquí, donde se organiza cada año en febrero la Fiesta Nacional de la Corvina. 

Es un festejo increíble que convoca a cientos de pescadores de toda la Argentina y hasta de Brasil, para llevarse el auto del primer premio. 

Durante los días del concurso Herradura colapsa; hay que estacionar antes de llegar a la entrada del pueblo y no queda un solo lugar para dormir o acampar". 

El resto del año, la imagen que presenta la pequeña villa está muy lejos de esto: se trata de un par de manzanas agrestes adormecidas a orillas del Paraguay, con un camping municipal y un par de recreos, desde donde salen excursiones de pesca por el delta del Paraguay. 

"Llamamos delta a una red de canales y de brazos del río", puntualiza Freddie. 

"Aquí hay que salir sí o sí con guía porque a lo largo del año el agua sube y baja según las lluvias que hay en la cuenca del río y sus afluentes, como el Bermejo. 

A veces se navega en lugares que se transforman en islas pocas semanas más tarde. El paisaje es muy cambiante y es lo que hace a este delta muy atractivo". 

Entre los grandes árboles de la orilla, un grupo de tucanes toma vuelo. Hay también monos aulladores en las copas de los árboles y, con un poco de suerte, se puede ver un yacaré desprevenido, que tarda antes de tirarse y esconderse en el agua.

En la ciudad de Formosa

Entre casitas bajas y en medio de un barrio no deja de sorprender el único hotel de lujo de la ciudad. 

No tanto por su ubicación, lejos del centro, sino porque parece un pedazo de Buenos Aires desprendido en medio de las llanuras del Gran Chaco: boutiques, un patio interno con piletas iluminadas por la noche, un spa y un casino enorme.


¡Es parte del Impenetrable!

Cuando se habla del ecosistema de la región chaqueña, la pregunta es cuán impenetrable es para merecer tal calificativo. 

En realidad hay dos zonas muy distintas en la provincia: una mitad oriental, de muchas lluvias, que tiene una producción agroganadera importante y conserva partes de selva subtropical como la de las orillas del río Paraguay. 

Y otra mitad al oeste, muy seca, cubierta por bosques espinosos, de cactus y otros tipos de plantas que defienden la escasa agua que almacenan con ganchos, pinchas o espinas. 

Es el verdadero Impenetrable, donde los pocos gauchos que se le animan llevan grandes protecciones de cuero para las piernas y el pecho de sus caballos. 

Es el reino de los osos hormigueros, de los insectos, de los tatús y de un primo muy poco conocido de la mara patagónica: el conejo de los palos. Este bosque deja de ser tan impenetrable en la parte preparada para el turismo de la Reserva Nacional Formosa, en el extremo oeste de la provincia.

El camino es largo desde la capital, pero vale la pena. Se ingresa luego de una cincuentena de kilómetros de camino de tierra que arranca en el centro del pueblo Ingeniero Guillermo Juárez. 

Ezequiel Navarro es el guardaparques, que vive desde hace más de un año en lo que podría ser para muchos una versión chaqueña del infierno: temperaturas extremas, vientos cálidos que levantan el suelo seco, escasas lluvias, un río que de repente puede triplicar su lecho en cuestión de días y arrastrar todo a su paso, entre un mundo vegetal más bien hostil. 

"Soy de Mendoza, todo lo opuesto en paisajes pero sobre todo en temperaturas. Aquí recibimos visitantes en invierno, y muchos escolares. 

Sin embargo, es uno de los pocos rincones del país donde uno tiene la certeza de ver animales muy poco comunes, solamente con un poco de paciencia o de suerte, sin desviarse de los caminos que mantenemos en la parte preparada para el turismo. 

Los que casi nunca faltan a la cita son los osos hormigueros".


¡Tiene pocos sitios de interés!

Los de Formosa son tierras vírgenes, donde el turismo es apenas incipiente. 

Además de la Reserva Natural Formosa en el oeste, la provincia tiene otro Parque Nacional, al este: el Picolmayo, pegado a la frontera paraguaya a orillas del río homónimo. 

Pero la gran estrella local es un bañado. Los ríos de la región, sean los formoseños o los chaqueños, se caracterizan por grandes amplitudes entre sus estiajes y sus desbordes.

Las diferencias son tales que los ríos pueden cambiar de curso, arrastrar los barrancos de su lecho, comerse porciones de bosque en sus orillas o directamente sumergir toda una región. 

Es lo que pasa en La Estrella, un inmenso bañado que se forma cuando el Pilcomayo desborda de su lecho e invade casi todo el centro de la provincia sobre buena parte de su superficie. 

Hasta que una ruta construida hace unos años formó una represa natural, donde el agua se acumula creando un lago antes de escurrirse por compuertas.

El punto de partida a una de las visitas más extraordinarias que se pueda hacer en el país es Las Lomitas, un pueblito envuelto en el polvo que arrastra el viento y levantan las motos. 

En menos de 50 kilómetros por una ruta asfaltada se llega al vertedero hidráulico. No hay infraestructura. 

Los autos paran sobre la ruta: pescadores, curiosos de fin de semana o fotógrafos. 

En primavera, cuando el agua abunda todavía, los peces no paran de saltar y de surcar las aguas, excitados por la época del desove y los ataques de las aves. 

En cuanto a ellas, en muy pocos lugares del planeta se pueden ver tantas especies convivir en un mismo lugar.

Los jabirúes, grandes cigüeñas de pico grueso negro y de cuerpo blanco, se distinguen enseguida. 

A su lado hay varias especies de garzas, espátulas y martines pescadores que estudian las aguas. 

Por lo general están cubiertas por bandadas de biguás que le dan un toque más espectral al paisaje. 

Los yacarés son más difíciles de avistar, como los carpinchos, que prefieren zonas con tierra firme para descansar durante el calor del día. 

Si un solo lugar simboliza la provincia para borrar cualquier prejuicio sobre ella, más que los parques nacionales y los recreos sobre el ríos Paraguay, es sin duda este bañado.


Datos útiles

Cómo llegar

Distancias desde Formosa Capital. 

A Herradura: 42 km: A Las Lomitas: 300 km; a Clorinda: 110 km; al Bañado La Estrella: 335 km; al Parque Nacional Pilcomayo: 155 km, a la Reserva Natural Formosa: 500 kms.


Dónde dormir

Las Kalas Suite Rental en el centro de la Ciudad (Corrientes 219), www.laskalas.com o el Howard Johnson, el único hotel de 4 estrellas de la ciudad, algo alejado del centro (Av. Gobernador Gutnisky 3748) www.hjneoformosa.com.ar.

Recomendación para alojarse en Las Lomitas. Hay sólo 4 hoteles (Las Lomitas, Portal del Oeste, Orígenes y Eva Padilla), más bien modestos. 

Es recomendable reservar de antemano ya que se está realizando un gasoducto en la provincia. Las obras llegaron a aquella región y las habitaciones disponibles son muchas veces todas ocupadas.


Paseos

Reserva Natural Formosa: la delegación de Parques Nacionales está en Ingeniero Juárez. Hay un puesto de guardaparque en la zona habilitada para el turismo dentro de la reserva. rnformosa@apn.gov.ar

Bañado la Estrella y pueblo de Campo del Cielo: la agencia Punta del Agua organiza excursiones al Bañado La Estrella y la comunidad pilaga: turi_aventura@hotmail.com

Fiesta de la Corvina 2016 en Herradura: se organizará del 6 al 8 de febrero.

En Internet. www.formosahermosa.gob.ar


por Pierre Dumas
para La Nación


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