martes, 3 de marzo de 2015

Patíes: brava lucha con los colosos del Río de la Plata


Wilmar Merino nos cuenta en esta
nota para Viva la Pesca de Diario Popular,
los pormenores de una salida al Riopla
en busca de los colosos y peleadores Patíes gigantes



Una pesca que debería ser mejor considerada en la agenda grande de los pescadores por las emociones que ofrece y las dificultades técnicas que implica. Vale la pena desafiar a los gigantes del Plata.

La de patíes gigantes es a veces considerada una pesca secundaria dentro del abanico de opciones que ofrece el Río de la Plata. 

Muchas veces se la practica solo cuando uno ya se cansó de pescar dorados o bogas. En otras, como aperitivo antes de dar inicio a la temporada de pejerrey. 

Muchos solo lo hacen aprovechando algunas anguilas sobrantes de una pesca de tarariras... pero mas allá de estas consideraciones, podemos decir que se trata de una pesca muy divertida, y que nos pone en lucha con un verdadero coloso del río, acaso la especie residente mas grande del estuario, más allá de la visita de algún buen surubí.

Para ir por los "monstruos de río" que nos ofrece el Plata contamos en esta ocasión con un profesional de primera línea, no solo por sus conocimientos sino por su gentil trato a bordo y su optimismo a prueba de balas: Adrián de Brito.

En su lancha Perla Negra partimos del Yacht Club de San Fernando y llegamos haciendo una navegación maravillosa y llena de bellos paisajes a los Pozones del Barca Grande, nuestro destino. 

Usando equipos fuertes como la caña Osaka de Tech de 7,6 pies y un buen reel frontal como el Shimano corsair con multi de 60 libras, pasamos un plomito de 20 gramos por el mismo y rematamos en leader con anzuelo mustad 8/0, en el que encarnamos anguilas de 40 cm conseguidas en la morenera Il Veneto de San Fernando.

Líneas al agua y a esperar. La embarcación, con deriva regulada por ancla de capa, fue trabajada sabiamente por el guía desde la caída del veril hacia el centro del pozón, haciendo una tarea de ida y vuelta en la que íbamos teniendo los piques. 

A diferencia de los enganches en el fondo, el patí evidencia su presencia con llevadas irregulares, haciendo un stop & go hasta que definitivamente lleva firme. Es el momento de clavar manteniendo la caña arriba y sosteniendo la tensión en todo momento. 

Así, tras un par de yerros, concreté el primer pique y pude subir mi primer coloso tras 10 minutos de intensa lucha. Se trató de un patucho de unos 8 kilos.

Nuevamente volvimos al ruedo y clavamos otro que picó al revés, es decir, aflojando línea y navegando hacia la embarcación. Hay que estar atentos a éstos movimientos y ver si la línea de repente dispara en un modo anormal, en contra de la corriente, o aflojando hacia nosotros. 

Cuando el patí como de este modo, hay que recoger hasta sentir al pez y luego clavar firme, sosteniendo siempre la tensión.

La lucha es intensa, de fuerza y paciencia. Pero la recompensa es enorme, con la foto de un gigante que luego procederemos a devolver al río, dado que ni siquiera tiene valor gastronómico pues su carne es muy grasosa para comer.

Generoso, el guía nos cedió una de sus piezas, que clavó tras haber perdido una que le cortó todo, y finalmente él se lució para la foto con otro hermoso patí gigante de unos 8 kilos también.

En conclusión: creo que la pesca de patíes debe ser mejor considerada en la agenda de los pesadores pues tiene sus dificultades técnicas y es una pesca llena de emociones por descubrir. 

No deje de tenerla en cuenta por sus ventajas comparativas: se hace cerca, hay excelentes guías como De Brito, y deja fotos para el recuerdo de por vida. 

Vaya y disfrute.


por Wilmar Merino
para Viva la Pesca /// Diario Popular


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