martes, 13 de enero de 2015

Gigantes de los embalses de Córdoba, por Weekend


Te presentamos un breve adelanto,
sobre la nota de Nestor Saavedra
con una salida de Pesca a los embalses Cordobeses,
publicada en la edición Enero´15 de Weekend



Pescar tarariras en los lagos San Roque y Embalse Río Tercero vale la pena por su gran tamaño, dificultad técnica para capturarlas y hermosos paisajes. Para darse el gusto en vacaciones.

Quizá por esa raíz andaluza, presente en sus raíces históricas hasta en el topónimo, los habitantes de Córdoba tienen mucho humor con el recurso de la exageración.

Los “post 50 ” lo recordaremos presente en la revista Hortensia. Por eso me llamó la atención cuando, en el cordobés grupo de pesca River Rat’s, me hablaban de los tortones que sacaban en los lagos San Roque y Embalse Río Tercero. Nunca había escuchado este calificativo para una tararira. 

En este viaje por aguas mediterráneas, no solo lo oí reiteradas veces, sino también pude ver lo bien puesto que está para ejemplares que superaron los 3,5 kilos.

La primera tarde, con mucho calor, fuimos a visitar los dos primeros pesqueros: por el serpenteante y hermoso camino de Córdoba al coronamiento del dique San Roque bajamos al costado de la usina Molet, convertida en museo, sobre el río Suquía. 

Martín y Gastón clavaron un par de taruchas cercanas al kilo en el estrecho curso, llamado también río Primero. 

De pronto escuché un trueno fuerte y largo. No había ni una nube. Pensé que se trataba del tren cuyas vías pasan al otro costado del río, sobre la ladera. Pero ni señales. 

Al rato nos enteramos que, con epicentro en la cercana La Falda, se había producido un sismo de grado cuatro. La nota empezaba movidita…

Este pesquero es muy promisorio, pero está demasiado a mano, sobre la ruta, y se lo castiga mucho. Entonces, rumbeamos a la boca del río Cosquín, uno de los que se embalsó con la más que centenaria presa. 


El río Cosquín 

El lugar es todo lo opuesto a lo que se puede imaginar para pescar tarariras: aguas transparentes, algo de corriente, piedras por todos lados, sin barro y casi sin
vegetación. Y un paisaje de cerros y colores, lejos de la llanura clásica para esta pesca, donde lo más alto es la punta de un junco.

Pese a este marco tan diferente y cuando todavía estaba extasiado mirando en derredor, en tres tiros los muchachos lograron tres piques y dos capturas, ya que una se fue a los pies de Martín. 

Ya eran tortas, pues orillaban los 2 kilos. 

Pescadas frente a las barrancas Labios del Indio eran aún mucho más bonitas.


Lea la nota completa en la edición 508 de Weekend,
enero de 2015.



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