viernes, 18 de julio de 2014

El país de las lagunas, por Crónica Pesca


Horacio Pascuariello nos cuenta
en esta nota de Crónica Pesca
detalles sobre el sistema de
Lagunas encadenadas de Chascomús



Un ambito siempre a mano. Las encadenadas de Chascomús tienen su desembocadura en el río Salado. Este gran humedal es un reservorio muy rico en flora y fauna. Allí se pueden observar de cerca cisnes de cuello negro, siriríes, patos, como el picazo o cuchara, y distintos tipos de lechuzas, entre una amplia variedad de aves. Todas la noticias, la agenda y el pique.


Uno de los puntos más importantes, al cual echamos mano los bonaerenses, a la hora de buscar pejerreyes es el sistema de aguas encadenadas de Chascomús. Este gran espejo está conformado por las lagunas Vitel, Chascomús, Adela, del Burro, Chis-Chis, Tablilla y Barrancas. Las encadenadas tienen su desembocadura en el río Salado. Este gran humedal es un reservorio muy rico en flora y fauna. Allí se pueden observar de cerca cisnes de cuello negro, siriríes, patos, como el picazo o cuchara, y distintos tipos de lechuzas, entre una amplia variedad de aves.

Ubicada a unos 120 kilómetros de la capital porteña, la ciudad de Chascomús (país de las lagunas, traducción en quechua) tuvo origen en la fundación del Fortín San Juan Bautista, el 30 de mayo de 1779, pero fue tomando forma de ciudad a partir de 1870, cuando se afincaron 12 familias gallegas, afianzando el incipiente poblado que ya tenía su pulpería atendida por Fermín Rodríguez.

Actualmente es un importante centro agrícola ganadero de la provincia y punto atrayente para el mini turismo de fin de semana, con amplias ofertas como la pesca deportiva. Su laguna principal lleva el mismo nombre que el de la ciudad que la circunda y cuenta con una superficie de más de 3.000 hectáreas, muelles municipales, privados y servicios de guías, actividad respaldada por su estación hidrobiológica, que se ocupa de resembrarla y mantener su población ictica.

En cuanto al pique está en su mejor momento y se logran ejemplares de entre 25 y 33 centímetros, que mejoran cuando se hace presente el viento y oxigena las aguas, llegándose a obtener piezas de hasta 40 centímetros. Las líneas a utilizar son las clásicas de tres boyas, preferentemente rojas o naranjas, encarnadas con mojarras vivas ubicadas a unos 20 centímetros de profundidad.

El detalle es la forma sutil con la cual come este pez realizando leves corridas, lo que nos lleva a estar muy atentos para tener el éxito esperado. Agradecemos a Daniel Spanevello, del programa “Hombres de pesca”, por este relevamiento.

Consulta por servicios: www.gitanopescando.com.ar


por Horacio Pascuariello
para Crónica Pesca


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