jueves, 2 de mayo de 2013

Los gladiadores del Juramento


Revista Weeknd nos cuenta en esta nota sobre
Dorados combativos en el salteño Río Juramento,
con algunas Tarariras a pez visto, que ponen
la adrenalina al máximo más de una vez

 
Hace varios años que tengo la suerte de escribir en esta revista y siempre me ilusionaba con la idea de pescar en la provincia de Salta. Ultimamente se había convertido casi en una obsesión, y como por lo general lo que se desea mucho se cumple, charla de por medio con dos pescadores salteños, Luis Chávez y Víctor Bomczuk, surgió la posibilidad de viajar.

Sin dudarlo partimos para esa provincia norteña, arribando muy temprano a la ciudad de San José de Metán. En la terminal de ómnibus nos esperaba Víctor, nuestro anfitrión. La idea era pescar en el embalse El Tunal ese mismo día y al siguiente en el río Juramento.

El embalse El Tunal se encuentra a 90 km de Metán y está muy bien poblado de tarariras, bogas, dorados y pejerreyes. Probaríamos con las tarariras, una pesca que tanto apasiona, sobre todo si se la realiza con artificiales y en superficie.

Aproximadamente a las 9 de la mañana ya teníamos la embarcación en el agua e iniciamos la navegación hacia la zona de pesca. Como había un poco de viento, buscamos bahías con vegetación y entradas que nos brindaran reparo, lugares aptos para intentar la pesca de este deportivo pez. Luego de andar unos pocos minutos hacia la derecha de donde nos habíamos embarcado, ubicamos una zona de bahías y entradas con vegetación flotante. Nos pareció un sitio ideal. Y no nos equivocamos.


A la vista
Al arrimar la embarcación a la costa para descender y probar desde la orilla, nos sorprendió la gran cantidad de peces que se movieron, denotando su presencia con enormes borbollones sobre la superficie del agua, que hacían ver que eran ejemplares de buen tamaño.

La ansiedad nos devoraba. Armamos equipos de bait casting y spinning para pescar con artificiales. Cuando comenzamos a arrojar nuestros señuelos al agua, las tarariras actuaban como si los engaños les molestaran.

Eran embestidas y coletazos sobre los señuelos, pero no los tomaban. Daba la sensación de que las taruchas estaban como aletargadas. Entonces apelé a la carnada, coloqué una pequeña boya con una profundidad de unos 40 cm, un anzuelo pata larga número 6/0 con un pequeño líder de acero de 20 libras (1 libra: 453 gramos) de unos 20 cm y como carnada un trozo de anguila. Arrojábamos la línea a unos 30 metros y la recogíamos a pequeños tirones, como si fuera un señuelo plop.

Nota completa en la edición 488 de Weekend, mayo de 2013.


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