lunes, 6 de mayo de 2013

Las Perdices vuelve a tentarnos con lindos Pejes


En este relevamiento, Viva la Pesca nos cuenta que
la Laguna Las Perdices está nuevamente en condiciones
entre los buenos pesqueros de Pejerrey

 
Partimos desde el Camping San Huberto, donde vuelve a haber alquiler de botes y un lugar seguro para dejar el auto, y logramos una gran cosecha en un día de laguna planchada y mucho calor. Gran pesca a sólo 114 Km. del Obelisco. 


La laguna de Las Perdices es uno de esos pesqueros que está en la memoria de todos los pescadores bonaerenses. Muchos hicieron sus armas con las tarariras, vadeando sus juncales y explorando claros de aguas cristalinas, con mucha cola de zorro y elodeas.

Otros, en tiempos de inundación bonaerense, lograron magníficas cosechas de pejerreyes en tiempos en donde las perdices duplicaba su tamaño, navegando hasta la zona de Saima. Allí se podían cobrar ejemplares que poco tenían que envidiarles a los de las mejores lagunas de la provincia.

En Viva la Pesca tenemos recuerdos hermosos de ambas especies y épocas. Y este cronista, en tiempos de su adolescencia de acampante, mientras señueleaba buscando taruchas, se maravilló con la maestría de un joven niño que salía del camping San Huberto en una canoa, zigzagueando entre los juncales a "cazar" carpas usando una fija con chuza. Viendo sus lomos fuera del agua, lanceaba las mismas con una destreza maravillosa.

Ha corrido mucha agua bajo el puente hasta que hace poco sentimos hablar de nuevo de la laguna. "Hay pejes", nos dijeron. Y fuimos a comprobarlo. Antes de ayer (otra nota fresquísima para nuestros lectores, como ningún medio gráfico puede darles), recorrimos junto al amigo Gustavo Miranda los escasos 114 Km. que separan Baires de la entrada al pesquero San Huberto, que queda 100 metros pasando la Balanza, en el Km. 114 de la Ruta 3, señalizado por un cartel verde a mano izquierda viniendo de Baires.

Allí recibimos la primera emoción: Cristian, el "chico" que nos recibió, no era ni más ni menos que aquel pibe que lanceaba carpas en la canoa, en tiempos donde su abuelo regenteaba el camping. Hoy a cargo de reflotar el San Huberto, lo vimos apurar las obras para recibir nuevamente a los pescadores.

Salimos en uno de los 8 botes que Andrés Brítez, dueño del pesquero El Cristo en Monte, tiene en alquiler en este recobrado espejo. El día no fue el mejor: agua planchada y 25 grados de temperatura conspiraban contra las mejores chances de pesca.

Pero la sorpresa vino al comprobar la cantidad de bulos y pejes que saltaban al rugir de los motores. Anclamos en el claro central, y armé un caña Sensitive de Tech, y mi amigo Miranda una Chasicó de Surfish. Empezamos a pescar con líneas de tres boyas cometa. Brítez, con línea tramposa.

Las boyas no derivaban en absoluto a falta de viento, por lo que los piques se veían con enorme facilidad. Los pejes picaban en profundidades de 20 a 25 cm, con bastante cautela. Los busqué más abajo con paternóster y obtuve algunos pejes interesantes, entre muchos dientudos. Nos movimos en un par de oportunidades, pero la pesca fue idéntica: pejes de 25 a 30, que tomaban con cierto desconfío, y algunos dientudos.

Brítez nos contó que con viento y al garete, salen los mejores pejes, incluso algunos de medio kilo. A cuidarlos entonces, autorregulándose con las cuotas. Nosotros, en las peores condiciones, logramos unos 25 ejemplares entre tres pescadores,en cuatro horas de pesca. Por lo pronto, los dejamos con nuestra primera experiencia en la laguna, en este reencuentro que seguramente nos invitará a volver por más y mejores pejes en muy poco tiempo. 

Fuente: Viva la Pesca de Diario Popular


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